MasterCard USvisitors

Madrid, España

Cliente MasterCard WorldWide

Sector Medios de pago · Turismo

Fecha 2013–2014

Sitio priceless.com

En el verano de 2013, MasterCard Worldwide pone en marcha un programa internacional para fomentar el uso de sus tarjetas entre los titulares norteamericanos durante sus viajes estivales. Gracias a nuestra dilatada experiencia en el sector turístico, Idonika sería seleccionada para activar el proyecto y Madrid como su ciudad piloto. En poco tiempo diseñamos experiencias, re-negociamos acuerdos e incorporamos beneficios adicionales de entidades no incluidas en Priceless Madrid, y siempre sin perder de vista el perfil del destinatario final.

Asimismo, dibujamos una estrategia integral de promoción que incluía interactuar con el visitante norteamericano desde su llegada —al aeropuerto—, pasando por su alojamiento —en su habituación del hotel—, hasta durante su propia estancia —con los principales atractivos turísticos como soporte—. Todo ello se completaría con una acción de comunicación a través de los canales digitales específicos de las ciudades norteamericanas pertenecientes a Priceless Cities.

Experiencia

Pisarro esperaba en La forêt de Marly

Ciudad. 01–31.08.2013

Había terminado el curso académico y me disponía a hacer un viaje por las principales ciudades europeas para ver las grandes joyas del impresionismo que guardaban sus museos. En Madrid, el Museo Thyssen-Bornemisza me esperaba con su extensa colección de obras de la época. Pero cual fue mi sorpresa cuando llegué al aeropuerto y descubrí que Camille Pisarro, aquel que era considerado por Cézanne «humilde y colosal», el mentor del grupo, se desplegaba por los salones de la pinacoteca en una gran exposición retrospectiva. La realidad fue infinitamente mejor que las reproducciones que había visto en los libros, aunque debo decir que me compré el catálogo de la exposición —y con gran descuento—.

¿Turismo practicando deporte?

Deporte. 01–31.08.2013

Llevaba varios días en Madrid, y sí, estaba disfrutando de mi estancia: la gastronomía excelente, los espectáculos inmejorables, y mis visitas a algunos de los declarados mejores museos todo un acierto. Sin embargo, echaba de menos practicar algo de deporte. Sí, ya sé, puede sonar un poco raro cuando uno está de vacaciones en un país extranjero. Sin embargo, el programa que me habían dejado en la habitación del hotel proponía algo más que perfecto: practicar deporte mientras recorría la ciudad. Podía hacer diferentes rutas, incluso de noche —que por otra parte parecía la más adecuada dadas las temperaturas—. Ni que decir tiene que las hice todas y a mi vuelta, no había perdido la forma física.

De compras guiadas

Comercio. 01–31.08.2013

Era nuestra última noche en Madrid y habíamos sido invitados a una fiesta de despedida. No teníamos absolutamente nada que ponernos y sobre todo, de lo que no disponíamos era del tiempo suficiente ni para pensarlo ni para comprar los últimos regalos que habíamos prometido a nuestras familias y amigos. Entonces, mientras pensábamos como gestionar el asunto, volvimos a ver la guía que nos habían dejado en el hotel y nos dimos cuenta que podríamos hacerlo todo con un guía personal que supiera exactamente cuáles eran nuestras necesidades. Todo lo encontramos en lo que llamaban la «Milla de Oro», y hasta pudimos disfrutar de una auténtica sesión de belleza y relajarnos antes de nuestra cita.

Con alma de Flamenco

Espectáculo. 01–26.08.2013

Mi familia había decidido que este verano haríamos un viaje, todos juntos, a España, y que la principal parada sería Madrid. Mi padre llevaba tiempo tratando de documentarse y era el Flamenco lo que con insistencia, decía, debíamos experimentar. En el programa que nos esperaba en nuestra habitación de hotel pudimos comprobar que, durante nuestra estancia, se celebraba en dos teatros de la Gran Vía —el Compac Gran Vía y Pequeño Teatro Gran Vía—, el Original Flamenco Festival. Así que, y como no podía ser de otra manera, la espera nos se dilató mucho más: esa fue la primera experiencia que vivimos tras nuestra llegada, y que volvimos a repetir cada una de las noches que permanecimos en la ciudad.