Bienvenidos a ιδMag, una publicación digital que cada cuatro meses sumará historias que exijan pensar la ciudad como algo más que un producto de la necesidad de norma y orden: un «paseo» mediante el cual recorrer la ciudad que queremos, con el que explorar y empaparnos de la dinámica de sus posibilidades, y con el que entender y contribuir a elevar sus potenciales. Y es que solo, con nuestro invasivo deambular, podremos dibujarla con nuevas soluciones y ambiciones en un contexto donde se avecinan —o han irrumpido ya— nuevos tiempos, nuevas relaciones, nuevas profesiones, nuevos conocimientos, nuevos valores.
En el departamento del Aveyron de la región francesa del Midi-Pyrénées, aferrada a la ladera de una de las montañas que sutilmente se eleva sobre el valle surcado por el río Dourdou, se encuentra una pequeña localidad de nombre Conques —Concas en su llamada occitana—. Con apenas 300 habitantes y de intacto rostro medieval dibujado por los peregrinos que allí llegaban en el siglo xi, su principal via se abre a la monumental Abadía de Sainte-Foy. En su interior espera la robusta arquitectura románica que parece susurrar los versos de una historia; el sonido adquiere tintes épicos al llegar a su claustro, donde se hallan los verdaderos compositores: escondidos en un capitel, están el cantero y el artesano, que con sus herramientas, llaman al trabajo declamando el Romance de la ciudad.
Vista de la Abadía de Sainte-Foy de Conques, Conques, Francia
Capitel del Claustro de la Abadía de Sainte-Foy de Conques, Conques, Francia
Ellos deambularon entre las calles sombrías de su ciudad material donde alguna vez fundaron su imperio. Derrocados por la noche de los tiempos, iniciaron en secreto la construcción de un portentoso laberinto de pensamientos e intuiciones que más tarde sería nombrado por los eruditos y científicos ilustrados como la «Città Ideale»; un orbe infinito donde todas las metrópolis, ciudades, villas y aldeas, reposan sobre las tablillas de un librero de luz. Este perturbador escenario que se extiende en todas las direcciones, compuesto por galerías con formas afines a la Eternidad, se halla poblado de hombres y mujeres anónimos que un día comenzaran a cincelarla sobre un dúctil territorio de piedra. Desde entonces lo administran sin desentrañar nunca su secreto: un código donde yace oculto el Romance de la ciudad. Escondido entre hileras de volúmenes, cubiertos por el polvo de los siglos, este román primigenio se pierde entre los añejos cronicones, las compilaciones amarillentas y los papiros cuarteados acomodados en las viejas tablillas. De infinitas páginas y en constante cambio, es un libro extraordinario que contiene todos los libros, todas las historias de todas las ciudades, aquellas a las que hemos ido y aquellas otras que ni tan siquiera alcanzamos a imaginar.
Joris Hoefnagel: «Mapa de Palma Nova», en Civitates Orbis Terrarum, ca. 1573. George Braun & Frans Hogenberg, Zúrich
Sébastien Le Prestre de Vauban: Plano de la villa de Neuf Brisach, encargado por orden de Louis XIV, ca. 1697. Musée Vauban, Neuf Brisach, Francia
Aunque su origen es el de una mera forma urbana, emplazada en un lugar determinado por motivos prácticos relacionados con las necesidades más básicas de asentamiento, refugio, relación y trueque, la ciudad es, fundamentalmente, un organismo vivo. Porque antes de la ciudad estuvieron los ciudadanos, que la modularon como una obra más cimentada en ideas y esperanzas que en piedra y hormigón. Del mismo modo que ocurrió con las primeras urbes, las ciudades continúan precisando de la acción del hombre para dotarse de pleno sentido. Son los ciudadanos los que harán de ella un complejo tejido de hibridaciones sociales en el que pensar, soñar, crear y, en suma, vivir; un lugar que sea territorio de todos, un espacio donde circulen los discursos y que sea, a su vez, eje de los mismos.
Jules Gervais-Courtellemont: Torres de Angkor Wat, Siem Riep, 1928
ιδMag es una publicación digital que cada tres meses sumará historias, las que crezcan a la par con las casas y edificios, que exijan pensar la ciudad no sólo como un producto de la necesidad de norma y orden, sino como una construcción forjada en el más colosal poder que solo a nosotros pertenece: el de crear ficciones que anuden memorias, encuentros e imaginarios para vivir las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola. Con ella inauguramos un «paseo» mediante el cual recorrer la ciudad que queremos, desde la que trabajamos y nos responsabilizamos de su devenir; con el que explorar y empaparnos de la dinámica de sus posibilidades; con el que entender y contribuir a elevar sus potenciales. Y es que solo, con nuestro invasivo deambular, podremos dibujarla con nuevas soluciones y ambiciones en un contexto donde se avecinan —o han irrumpido ya— nuevos tiempos, nuevas relaciones, nuevas profesiones, nuevos conocimientos, nuevos valores.
No quisiéramos terminar estas palabras sin extender nuestro más profundo agradecimiento por el tiempo y los esfuerzos que Ismaïl Serageldin —director de la Biblioteca de Alejandría—, Lawrence Chua —profesor de la Escuela de Arquitectura de la Syracuse University—, Jasper Visser —fundador de Inspired by Coffee— y Hortense Archambault —directora artística del Festival d’Avignon de 2003 a 2013—, han cedido a esta nueva aventura. Con ellos, habitantes al fin y al cabo de la ciudad que sueñan, queremos invitar a caminar una nueva ciudad que es algo más que una realidad producto del azar, el diseño, el tiempo y la memoria: es aquella que afronta la agresión o la invasión de los sentidos; la de la ensoñación y la frustración; la de la libertad de las retóricas; la ciudad que, como resultado de la historia y la vigilia, podemos todavía construir, una y otra vez, y hacer de ella el lugar por donde circulen libremente nuestros deseos y expectativas.
Bienvenidos a ιδMag, nuestro punto de partida en la tarea, imposible por infinita, que es reconstruir el Romance de la ciudad.